Desde el punto de vista liquenológico la isla de El Hierro ha permanecido "olvidada" durante muchos años. Son muy pocos los botánicos especializados que han visitado la isla con vistas a estudiar minuciosamente su flora liquénica, sólo Pitard & Harmand contribuyeron de manera notable a su conocimiento en el año 1911. Pero a partir de entonces hubo un inmenso vacío en el tiempo, hasta que en 1980 se presentaron los primeros estudios liquenológicos llevados a cabo en la isla.
Fue entonces cuando Consuelo Hernández Padrón, investigadora del Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de La Laguna (Tenerife), realizó un estudio preliminar de los líquenes epífitos del Sabinar de La Dehesa, fruto del cual identificó 43 especies, 8 de las cuales resultaron ser nuevas citas para El Hierro. Cinco años después, en 1985, la misma investigadora completó el estudio presentando nada menos que 30 nuevas especies epífitas en El Hierro, 11 de las cuales no estaban si quiera citadas en el archipiélago canario. Desde entonces han sido muy pocas las aportaciones.
Antes de mi visita a la isla de El Hierro me puse en contanto con Consuelo, quien tuvo la gentileza de enviarme una copia de aquel estudio preliminar que comenzó en el año 1977 y que culminó en 1985. Han pasado muchos años desde entonces, los suficientes como para que hayan podido producirse cambios, como la llegada de nuevas especies.
Tras recorrer la isla explorando su riquísima y variada flora liquénica, he llegado por fín al recóndito Sabinar de La Dehesa, situado en el extremo noroccidental, lugar donde esta formación vegetal de Juniperus phoenicea adquiere un enorme y secular desarrollo, un "tesoro" que debería ser protegido con la máxima figura de protección posible, ya que la sobreexplotación turística ha conducido a su terrible retroceso en todas las islas.
Recorrí el sabinar hasta dar con este ejemplar situado a unos 500 m. de altitud, el primero que encontré con esa forma retorcida, adquirida por la acción constante de los vientos de componenete NE que soplan permanentemente a lo largo de todo el año. Fue el elegido para realizar mi exploración liquenológica.
Recolecté varias muestras y logré identificar 12 especies, de las cuales, 11 habían sido citadas por Consuelo Hernández Padrón en sus estudios. Sin embargo encontré una especie nueva que, aunque ya estaba citada en la isla de El Hierro, no había sito encontrada viviendo como epífita en el Sabinar de El Hierro: Lecanographa grumulosa.
Esta especie ha tenido varios nombres a lo largo de su trayectora taxonómica: Opegrapha platycarpa, Opegrapha grumulosa, Lecanactis monstrosa, Lecanactis grumulosa... Y la cosa no acaba porque en la actualidad hay liquenólogos que la incluyen dentro de un nuevo género: Paralecanographa. Pero lo más sorprendente es que se trata de una especie que está reconocida en todos los escritos como saxícola, que vive sobre las rocas en superficies verticales más o menos próximas al mar.
La única explicación que le veo es que debe ser bastante abundante por los acantilados de Sabinosa, y ha encontrado en el leño de la Sabina un buen lugar para asentarse. Pero no deja de ser extraño, porque ningún liquenólogo la ha encontrado viviendo como epífita, en ningún lugar del planeta. Egea & Torrente manejaron esa posibilidad cuando estudiaron a fondo la familia Opegraphaceae en 1989, pero lo cierto es que nadie lo había constatado hasta hoy.
Sorprendido por el hallazgo me puse en contacto con Consuelo Hernández Padrón para enviarle los resultados de mi investigación, y me corroboró que se trataba ciertamente de Lecanographa grumulosa. No le sorprendió demasiado, ya que ella misma descubrió en el sabinar talos epífitos de Roccella tuberculata, otra especie saxícola que ha sido capaz de asentarse sobre el leño de la sabina.
El talo de Lecanographa grumulosa es crustáceo, de color blanquecino, de aspecto pulverulento. Al escarificarlo se nota una tonalidad amarillenta que denota la presencia del alga Trentepohlia, su ficobionte. Además, el talo reacciona con el hipoclorito sódico (C) dando un color rojo fruto de la presencia de los ácidos lecanórico y girofórico.
Los apotecios son de tipo lirelino, negros, prominentes, con el disco negro pruinoso y el contorno marcadamente irregular. Adquieren formas variadas, alargadas, triangulares, redondeadas... y su tamaño varía entre 0,5 y 1,5 mm. Las ascas contienen 8 esporas triseptadas.
FICHA TÉCNICA:
Fue entonces cuando Consuelo Hernández Padrón, investigadora del Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de La Laguna (Tenerife), realizó un estudio preliminar de los líquenes epífitos del Sabinar de La Dehesa, fruto del cual identificó 43 especies, 8 de las cuales resultaron ser nuevas citas para El Hierro. Cinco años después, en 1985, la misma investigadora completó el estudio presentando nada menos que 30 nuevas especies epífitas en El Hierro, 11 de las cuales no estaban si quiera citadas en el archipiélago canario. Desde entonces han sido muy pocas las aportaciones.
Foto: Miguel Varona. |
Tras recorrer la isla explorando su riquísima y variada flora liquénica, he llegado por fín al recóndito Sabinar de La Dehesa, situado en el extremo noroccidental, lugar donde esta formación vegetal de Juniperus phoenicea adquiere un enorme y secular desarrollo, un "tesoro" que debería ser protegido con la máxima figura de protección posible, ya que la sobreexplotación turística ha conducido a su terrible retroceso en todas las islas.
Recorrí el sabinar hasta dar con este ejemplar situado a unos 500 m. de altitud, el primero que encontré con esa forma retorcida, adquirida por la acción constante de los vientos de componenete NE que soplan permanentemente a lo largo de todo el año. Fue el elegido para realizar mi exploración liquenológica.
Foto: Miguel Varona. |
Foto: Miguel Varona. |
La única explicación que le veo es que debe ser bastante abundante por los acantilados de Sabinosa, y ha encontrado en el leño de la Sabina un buen lugar para asentarse. Pero no deja de ser extraño, porque ningún liquenólogo la ha encontrado viviendo como epífita, en ningún lugar del planeta. Egea & Torrente manejaron esa posibilidad cuando estudiaron a fondo la familia Opegraphaceae en 1989, pero lo cierto es que nadie lo había constatado hasta hoy.
Sorprendido por el hallazgo me puse en contacto con Consuelo Hernández Padrón para enviarle los resultados de mi investigación, y me corroboró que se trataba ciertamente de Lecanographa grumulosa. No le sorprendió demasiado, ya que ella misma descubrió en el sabinar talos epífitos de Roccella tuberculata, otra especie saxícola que ha sido capaz de asentarse sobre el leño de la sabina.
El talo de Lecanographa grumulosa es crustáceo, de color blanquecino, de aspecto pulverulento. Al escarificarlo se nota una tonalidad amarillenta que denota la presencia del alga Trentepohlia, su ficobionte. Además, el talo reacciona con el hipoclorito sódico (C) dando un color rojo fruto de la presencia de los ácidos lecanórico y girofórico.
Foto: Miguel Varona. |
Foto: Miguel Varona. |
FICHA TÉCNICA:
Muestra Herbario: L195
Localidad: Sabinar de La Dehesa (isla de El Hierro).
Fecha del muestreo: 30 de mayo de 2013.
Leg et Det: Miguel Ángel López Varona.
Nombre común: No tiene.
Localidad: Sabinar de La Dehesa (isla de El Hierro).
Fecha del muestreo: 30 de mayo de 2013.
Leg et Det: Miguel Ángel López Varona.
Nombre común: No tiene.
Nombre científico: Lecanographa grumulosa (Dufour) Egea & Torrente.
Familia: Roccellaceae.
Reacciones: Talo C+ rojo.
Sustancias Liquénicas: Ácidos girofórico y lecanórico.
Fotosimbiontes: Trentepohlia.
Ecología: Saxícola, sobre rocas preferentemente silíceas en áreas próximas al mar, sobre paredes verticales, cavidades e incluso muros de hormigón.
Distribución geográfica: Bastante común en la Región Mediterránea y en la Macaronesia (en las Canarias no está citada en La Gomera ni en Gran Canaria, pero sí en el resto de las islas). También está citada en el África Occidental (Senegal) y en Norte América (Baja California).
Sustancias Liquénicas: Ácidos girofórico y lecanórico.
Fotosimbiontes: Trentepohlia.
Ecología: Saxícola, sobre rocas preferentemente silíceas en áreas próximas al mar, sobre paredes verticales, cavidades e incluso muros de hormigón.
Distribución geográfica: Bastante común en la Región Mediterránea y en la Macaronesia (en las Canarias no está citada en La Gomera ni en Gran Canaria, pero sí en el resto de las islas). También está citada en el África Occidental (Senegal) y en Norte América (Baja California).
Observaciones: La reacción C+ del talo, la forma contorneada de los apotecios y las esporas triseptadas no dejan lugar a dudas.
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